El Primer Templo Metodista en Uruguay

TEMPLO METODISTA de la calle TREINTA Y TRÉS

El 2 de diciembre de 1869, John Lawes (o Lowes), caballero inglés que en su patria había sido predicador local, compró en Montevideo y para la Misión Metodista, un edificio ubicado en la calle Treinta y Tres Nº 266. Se trataba de un teatro, el Franco Oriental, que sirvió como templo a la Misión por varios años.

«Aquel viejo templo fue, en su principio, teatro de la antigua Sociedad Filarmónica, y que nuestra Misión adquirió en propiedad al principio del año 1869, para dedicarlo al trabajo de la Iglesia Evangélica en nuestro idioma, donde tantos encontraron el camino de la salvación»

La Idea, Año X, Nº 192, 12 de abril de 1929, p. 1. Prensa de la juventud evangélica, salía cada quince días. El primer número apareció el 1 de julio de 1917 y el director era Julio Sabanes

 

«(…) adquirió esa propiedad, que algún tiempo después transfirió definitivamente a la misión Metodista, contribuyendo el señor Lawes con una parte considerable de su valor»

del libro Cecila Güelfi de Bersiá, Dos Vidas Fecundas, Buenos Aires, La Aurora 1940.

 

Lowes es también quien cede los bancos para equipar un local, en uno de los barrios montevideanos, con el fin de que la Iglesia Metodista Episcopal inicie allí una nueva congregación. A fines de la década del setenta, Lawes formaba parte de la Junta Fideicomisaria de la Iglesia Metodista Episcopal junto a Thomas Wood, Francisco Carballido y D. Foladori. Uno de los temas importantes que debió afrontar la Junta se refiere al arreglo del techo del templo, o sea del edificio de la calle Treinta y Tres.

Además, es en la quinta de Lawes, en el barrio La Esmeralda, donde se realiza un acto de la Iglesia Metodista Episcopal, en junio de 1879, en el que contaba con asientos para unas trescientas personas.

El 7 de mayo de 1880, un grupo de dieciséis personas le regalan a Andrew Milne un pergamino impreso, en ocasión de alejarse de Montevideo con su familia. Escrito en inglés, el pergamino expresa que se trata de un acto espontáneo de un grupo de personas, que no pretende ser de todos sus conocidos. Encabezan la lista de nombres: «John E. Thomson (pastor en Buenos Aires) y Thomas B. Wood (pastor en Montevideo). Siguiendo a ambos pastores, en el tercer lugar, aparece el nombre de John Lawes, lo que nos demuestra la importancia que tenía dentro del grupo metodista.

Para el año 1882 se hace una reforma, desaparece el aspecto de teatro, donde el escenario absorbía la cuarta parte del local y se convierte en un vasto salón con mucha mayor capacidad de la de antes. Los cultos pasan provisoriamente, a la hora de costumbre, al local en la calle San José. Para la ceremonia de reinauguración se esperaba la visita de los reverendos Thomson y Wood entre tantos.

El templo se reabrió el domingo 9 de julio de 1882 y se dedicó dos días más tarde, el martes 11.

Las condiciones del nuevo Templo son inmejorables bajo todos los sentidos. Tiene más espacio, más luz y ventilación y las condiciones acústicas nada dejan que desear. El señor Thomson predicó, dejando abismados a sus oyentes. El viejo soldado del Evangelio no ha perdido nada de su energía y de su fuerza para la predicación. La concurrencia era numerosísima, hasta el punto de estar apiñada en la puerta de la calle

El Evangelista, Nº XLVI, tomo V, 15 de julio 1882, p.367

 

La demolición abarcó la parte interna del edificio. Se buscaba obtener mayor comodidad, mejorando ventilación, luz y espacio. El costo de las refacciones fue de 5.500 pesos oro, obtenidos por suscripción pública entre miembros y amigos, contando con mil pesos del dictador general Santos, obtenidos por influencia de Thomson. Dos años más tarde, en 1884, continúan los arreglos.

Templo en calle Treinta y Tres Ciudad Vieja

Una fotografía publicada en 1911 permite conocer, que para ese entonces continuaba la fachada con su simbología relacionada a la masonería. Debajo del triángulo equilátero con el símbolo del delta luminoso (sol naciente) y sobre la ventana del medio lucía la leyenda: Iglesia Metodista Episcopal, franqueada a cada costado, por la figura de un par de ramas en relieve.

En 1929, el Viejo Templo de la calle Treinta y Tres, como se lo llamaba, fue demolido. En esa época, su número de calle había pasado de 266 a 1230. El 5 de abril de ese año el viejo templo fue arreglado tal como lucía en sus días de gloria para celebrar allí el último servicio religioso antes de su demolición total. La construcción de la rambla estaba transformando Montevideo, que comenzaba ahora a mirar al río.

Y como despedida de ese querido templo, el escritor José Emilio Gillardo, connotado miembro de la Iglesia Metodista, escribió:

Pero la desaparición del viejo Templo encierra un símbolo. (…) Aquel sitio, donde se sembró la libertad, quedará abierto, libre de cercos opresores. Los árboles, imágenes del templo, levantarán allí sus copas hasta allí llegarán, como emblemas del pensamiento, la luz del sol y las auras potentes del estuario»

 

En 1936, Alberto G. Tallon escribía:

(…) Hace algunos años se vendió y actualmente sobre una parte del terreno que ocupó este edificio histórico para nosotros, se está construyendo el nuevo templo de la Santísima Trinidad de la Iglesia de Inglaterra.

Hoy día, a principios del siglo XXI, conforma un sector abierto, sin edificar, que se ubica en la parte lateral del reconstruido Templo Inglés, sobre la calle Treinta y Tres, desde donde se observa la rambla del Río de la Plata.

 


Extraído del libro y tesis de grado «Metodismo y masonería en el Uruguay en el siglo XIX»
Mirtha Coitinho Machiarena
Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de la República (Uruguay) y licenciada en Teología por el Instituto Universitario ISEDET (Buenos Aires, Argentina). Ha realizado estudios de Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad de la República. Ha desempeñado tareas pastorales en la ciudad de Mercedes, Soriano y ha integrado la Comisión de Historia y Archivo de la Iglesia Metodista en el Uruguay.

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