Encuentro de Mujeres en Belvedere

El sábado 13 las comunidades metodistas de Belvedere y Sembradores convocaron un encuentro de mujeres bajo el marco del Mes del Metodismo.

Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense!
Que todos las conozcan a ustedes como personas bondadosas.
Filipenses 4:4-5

El encuentro pensado para escuchar, aprender, compartir y celebrar con merienda el Día de la Madre, contó con un taller sobre las mujeres en la Biblia dirigido por Sandrinha. Las licenciadas Andrea Toyos y Gabriela Russo (BlueCross & BlueShield), aportaron un taller y dinámica Me quiero mucho, poquito o nada. El Cuidado de si mismo. La reflexión estuvo a cargo de Inés Simeone sobre las mujeres en el Metodismo y el devocional fue dirigido por la pastora Giovanna Romero sobre parábola en Lucas 15:8-10

 


La parábola de la mujer que encuentra su moneda

8«O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que había perdido.” 10 Les digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.»

Una de las lecciones que esta parábola trata es el buen uso de lo que nos hemos esforzado en hallar. Exhorta a buscar lo perdido en nuestra vida y que para ello la palabra de Dios nos aporta luz en el camino a seguir. Con confianza plena en Dios, hallaremos nuestros tesoros escondidos, enterrados previamente en el orgullo, las cosas banales del mundo y nuestro propio egocentrismo.

Si reconociéramos que somos pecadores y que necesitamos de Dios, podremos recuperar aquello que hemos perdido dentro de nosotros, en nuestra alma. Para ello se deberá tener la disposición de encontrarlo, despejar nuestra mente y alejarse de ideas erróneas, que quizás, nos han sucumbido durante mucho tiempo. Así que debemos despojarnos de lo viejo y comenzar una nueva vida en Cristo para así hallar lo más importante en nuestro mundo interior y crecimiento espiritual.

Una vez encontrado nuestro tesoro anhelado, gozaremos y nos alegraremos de un vibrante y nuevo deleite en nuestra vida. Así como en el relato de la mujer, quien agradecida y bendecida llamó a sus vecinos y amigos…

¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!

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