Jesús el pan de la vida – I

Querida comunidad,

El evangelio de hoy nos recuerda cómo la gente siguió a Jesús tras el milagro de la multiplicación de los panes, pero lo hicieron por un amor interesado. El verdadero milagro de Dios es Jesús mismo, no solo los signos y prodigios que realizó. Sin fe y confianza en que Jesús es el Hijo de Dios, los milagros no son posibles.

Aquellos que lo siguieron porque pensaron que era la mejor versión del mesías que esperaban, lo abandonaron cuando Jesús rechazó ser proclamado rey. Sin embargo, hubo quienes le siguieron hasta el final, dejando atrás sus tradiciones más sagradas y aceptando su nuevo mensaje.

Las memorias de la comunidad juanina hacen referencia a Jesús como el Pan de la Vida, una realidad inexplicable con palabras humanas. El ser humano, consciente o no, anhela lo que alimenta la vida y busca vivir en plenitud. Durante este proceso, puede desviarse, confundirse o evadir su anhelo, pero siempre buscará el alimento y el agua que sacian toda hambre y sed.

Jesús declara:

Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Juan 6:35)

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