La juventud metodista del 900
LA PRENSA de la JUVENTUD METODISTA del 900 y un ESCRITO DE RODÓ
(Liberalismo y jacobinismo)
Entre 1901 y 1909 se publicó El Atalaya, el semanario de la juventud evangélica o protestante del país. Sus fundadores fueron Luis T. Ordoñez y Luis Azarola Gil.
En ese tiempo, la prensa ocupaba un espacio muy importante en la sociedad uruguaya. Además de los diarios y semanarios con acento político partidario, o de corte humorístico, prensa obrera, publicaciones vinculadas a las colectividades extranjeras, surgen otras de carácter religioso. Estas mostrarán la óptica de las diferentes congregaciones de fe, así el semanario El Atalaya que, aunque se catalogaba como “un periódico netamente nacional, desvinculado de toda secta religiosa ó escuela filosófica”¹, la mayoría de los integrantes de la Redacción y sus lectores, estaban vinculados a la Iglesia Metodista Episcopal.
Haciendo gala de su nombre, este semanario se presentaba como un atalaya, un vigía anticlerical en donde:
“Todas las ideas deben oírse con respeto cuando tienen por base la moral, la libertad y la razón (…)”. ²
El Atalaya se ocupó de diversos temas, desde los relacionados al ámbito eclesial hasta lo referido a las situaciones nacionales e internacionales. Quienes lo integraban se consideraban una juventud no sectaria, que buscaba una reforma moral y religiosa
“sobre la base de las grandes y puras enseñanzas de Cristo; (…) y la formación de un carácter noble y varonil entre los hijos de este suelo, especialmente la juventud; (…) y [la] lucha por la aplicación de los principios de la moral cristiana a la vida política y social de la República. ³
A través de los años, el equipo de redacción de El Atalaya fue variando. Participaron entre otros Luis T. Ordóñez, pariente de José Batlle y Ordóñez, Luis Azarola Gil, que llegó a ser historiador y diplomático uruguayo, Alberto Nin Frías, un joven escritor que mantuvo correspondencia con otros escritores nacionales y extranjeros, entre ellos Rodó y Unamuno; Santín Carlos Rossi, que llegó a ser un médico psiquiatra reconocido en el país, Manuel Núñez Regueiro, escritor y diplomático, entre otros.
A su vez, entre los que se anunciaban en el semanario encontramos los nombres de Manuel Quintela, Ramón Díaz, Pedro Díaz, Eduardo Monteverde, Juan Paullier, Enrique Azarola, Pablo de María, Elías Regules, entre otros, lo que nos da una idea de las redes que estos jóvenes habían tendido.
Para el semanario, la alianza entre protestantes y liberales era posible ya que, según ellos, se trataba de enfrentar a un enemigo común: el clericalismo. Por eso, Ramón P. Díaz, quien se define como un liberal que no participa de las ideas religiosas que provenían de El Atalaya, sentía a los liberales como correligionarios de los protestantes, en ese enfrentamiento al clericalismo. Díaz entendía que era posible la unión de los liberales sin creencias religiosas positivas, con aquellos que sí las tenían, por ejemplo con los protestantes porque, para él, todos veían en el clericalismo a un enemigo común. Además, según Díaz los liberales y protestantes amaban la libertad y el respeto de todos los derechos.
En octubre de 1906, en primera página y bajo el título de El Signo, el semanario El Atalaya muestra su discrepancia con la posición de Rodó en lo referido a mantener los crucifijos en las salas de hospital. Expresa el redactor que si la figura de Jesús se viera como la de tantos hombres que hicieron el bien o si se lo admirara como a un sabio, a un filósofo, desprendiéndolo de su calidad de Dios, sería diferente. Nosotros nos sentimos amigos de Rodó, agrega el redactor. Se lo puede acompañar cuando ve en Jesús al símbolo de la caridad, con la
“virtud encantadora que tiene el don de atraerse corazones y regenerar al mundo”. Pero no más allá, porque Rodó ve a Jesús como mortal, en cambio, “Nosotros lo amamos como Dios.” 4
Un año más tarde, en 1907, el pastor Juan Francisco Thomson, pastor de la Iglesia Metodista Episcopal, un domingo a la noche, dedica uno de sus sermones al escrito de Rodó, Liberalismo y jacobinismo. 5 El Atalaya comparte un resumen de dicho sermón.
El pastor Thomson señala diferencias con el pensamiento de Rodó. Expresa Thomson que “el ilustrado intelectual y crítico uruguayo” sustituyó “la caridad científica del Dr. Díaz” por “la caridad sentida y sencilla del dulce Jesús.”
Con su visión, Rodó desconoce en su escrito “la intervención divina”, “el sacrificio expiatorio en el Calvario”. Expone Thomson que Jesús es mucho más que el símbolo de la caridad, como afirma Rodó, porque “la religión de Jesucristo no es una filosofía, sino una vida.”
El interés de ese escrito de Rodó, entre estos jóvenes de El Atalaya, lo podemos captar por el hecho, de que las distintas entregas de Rodó a Díaz, que conformarán Liberalismo y jacobinismo, fueron publicadas en 1907, en diversos números del semanario. De todas maneras, como se dijo, no habrá coincidencia entre el pensamiento de Rodó sobre mantener los crucifijos y la visión de estos jóvenes.
De todas maneras, es posible encontrar valores compartidos por los jóvenes de El Atalaya y José E. Rodó, como el interés en mejorar la cultura y la sociedad, lo que se evidencia en el lema del semanario: “Elevaos y elevad a los demás”. También los ideales de moral, libertad, razón, caridad, carácter noble.
Se puede señalar que no todos esos jóvenes permanecieron dentro de la Iglesia Metodista, algunos se distanciaron definitivamente, como Alberto Nin Frías, mientras otros mantuvieron contacto, caso de Santín Carlos Rossi, pero todos, de alguna manera, aportaron en su momento lo que entendían era significativo para el protestantismo y la sociedad.
El tiempo pasó. Temas que eran importantes en aquella hora de El Atalaya, ya no poseen el mismo valor. En Liberalismo y jacobinismo, el propio Rodó afirma:
«Los grandes reformadores morales son creadores de sentimientos y no divulgadores de ideas.»
Pese al interés que este escrito Liberalismo y jacobinismo despertó en los jóvenes del semanario, no se puede afirmar que Rodó haya sido un referente de la Iglesia Metodista del Protestantismo en general.
A su vez, estos jóvenes de El Atalaya, tan activos en su momento, cayeron en el olvido.
En general, la Iglesia Metodista y la sociedad, o no los conocen o no los recuerdan. Sin embargo sus nombres y sus obras siguen presentes, en una calle, en un libro, en una anécdota, en los archivos esperando que alguien los vuelva a la vida.
Esta herencia está en consonancia con las palabras del iniciador del movimiento metodista Juan Wesley, cuando afirmó: “El mundo es mi parroquia”.
Dra. Mirtha Coitinho para el 3er Foro Dios Pensamiento y Cultura. Rodó y Dios – aproximación a posiciones de José Enrique Rodó ante Dios
1 El Atalaya Año II, No 53, 2 de agosto de 1902, p 4, col 1.
2 El Atalaya 4 de agosto de 1901, No. 1, p. 1, col. 2.
3 El Atalaya Año II, No 53, 2 de agosto de 1902, p 4, col 1.
4 El Atalaya, Año VI, No 254, 14 de octubre de 1906, p 1, col 1.
5 El Atalaya, Año VI, No.283, 24 de febrero de 1907, p 1, col 1.
Categorías: Historia