Mensaje de Pascuas de Resurrección 2020

A lo largo del Antiguo Testamento, la relación de Dios con su criatura predilecta al punto que lo nombró mayordomo de Su Creación, pasó por varias etapas. Lo primero que hizo el ser humano, con Adán y Eva como únicos integrantes de ese colectivo hasta ese momento, fue hacerlo enojar al punto de expulsarlos del paraíso para ellos recién creado. Fueron expulsados por incumplir una muy simple orden, tenían todo a su disposición en ese jardín, únicamente El Creador les prohibió comer el fruto de uno solo de los árboles, el “árbol del bien y del mal”. ¿Qué pasaría si lo hacían?, morirían. Al formular esta advertencia podemos asumir que Dios creó al ser humano para que fuera inmortal. Al tratar de imaginarme en qué pensaron Adán y Eva en ese momento, no se me ocurre nada. O quizás sí, habrán pensado: “Qué significa “morir”. Quizás pudieron tener una idea cuando uno de sus hijos mató al otro. Otro episodio que no debe haber sido para nada del agrado de Dios. Una vez más, en los primeros versículos de la Biblia, se hace presente la muerte. La Biblia es el libro que narra la relación de Dios con su criatura predilecta. Como podemos ver, esa relación no comenzó para nada bien.

Sin embargo El Señor no dejó de brindarle oportunidades al ser humano para que se rehabilitara. Después de enojarse y producir un diluvio de proporciones universales, se aseguró que unos pocos especímenes humanos – y de cada especie animal – se salvaran a través de Noé y su familia. Con Noé Dios establece una alianza sellada por el arco iris. En ese acto Dios promete no volver a enviar muerte nunca más a través de un diluvio.

La siguiente alianza que hace Dios es con Abraham, que significa padre de muchas naciones, una de ellas, Israel, es a través de la circuncisión. En ese momento, Dios le promete Abraham tierra para que viva él y su descendencia. Lo que después se recordará como “la tierra prometida”.

A lo largo del Antiguo Testamento se nos habla que es bueno un hombre o mujer si teme a Dios, mientras que en el Nuevo Testamento es un Dios de amor ¿Qué cambia? ¿En el Nuevo Testamento? Nuestro Dios toma forma humana en su hijo Jesús. Sigue siendo Dios pero también es Hombre en su hijo. Ésta es la profesión de fe del cristiano, la encarnación de Dios.

En el Nuevo Testamento Dios es amor, la relación Dios – Ser humano es de amor. En San Juan 3:16 (versión Reina Valera) el apóstol nos dice:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Manera inequívoca de profesar amor. A través de este hecho el amoroso Dios vuelve a su primigenia idea, la de la inmortalidad del hombre. En esta oportunidad la alianza, la definitiva, con la humanidad.

Dios se hace hombre para mostrarnos cómo vivir, para ser nuestro modelo a seguir. Como hombre vive, tiene amigas(os), ama, sufre y muere. Pero no muere de cualquier forma, muere de la forma más violenta y denigrante para esa época, crucificado.

Tampoco muere por un motivo cualquiera, muere para librarnos de nuestros pecados, según una nueva promesa de Dios a la humanidad. El sello de esta nueva alianza es el que recordamos en la eucaristía, al aceptar el pan y el vino, carne y sangre del Nuevo Pacto.

Estamos pasando por momentos difíciles, momentos en que la humanidad está enfrentando una enfermedad de rápida difusión que ya ha alcanzado a todos los continentes, ya es de magnitud planetaria.

Algunos agoreros, esta crisis sanitaria, se la adjudican a Dios. No hay quien falte que exprese ¿dónde está Dios? Estos últimos son creyentes, los ateos no pierden la oportunidad de decir: ”Dios no existe o si existe no es bueno, no nos ama, porque sino cómo iba a permitir esto. Dios está presente en cada acto de amor puesto de manifiesto por el personal de la salud al comprometer la suya al brindarle asistencia a un prójimo. Dios está presente en cada acto solidario que permite que quienes más lo necesitan reciban un plato de comida. Dios está presente cada una(o) de nosotra(o)s somos partícipes de cualquier acto de solidaridad que alivie la situación de nuestra(o)s prójimos.
Dios es amor, se manifestó a través del sacrificio de su hijo y nos propones que lo manifestemos a través de nuestros actos hoy más que nunca.

Que el Dios de amor esté presente en tu vida, que lo reconozcas y actúes según Su Voluntad en cada oportunidad que tengas. Encomiéndate a Él para que sepas identificar esas oportunidades y no las dejes pasar. Ahí Dios estará presente.

Esta Pascuas de Resurrección son especiales a causa de las situaciones que está viviendo la humanidad pero sigue teniendo el mismo significado de siempre.

Dios ha resucitado, cree en Jesucristo para tener vida eterna.

Shalom

 

Alfredo Alcarraz
presidente Iglesia Metodista en el Uruguay

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