Miguel nació en la ciudad de Trinidad, Departamento de Flores del Uruguay en 1929. Venía de familia humilde, no fue el único joven destacado que surgió de la Iglesia Metodista más antigua del interior del país. Fue contemporáneo de Raul Sendic con el cual pertenecían a un grupo inquieto de estudiantes de Secundaria.
En su adolescencia emigró a Montevideo como tantos jóvenes a estudiar. Formó parte de los jóvenes de la iglesia Metodista de la Aguada donde también surgieron Julio Barreiro y Emilio Castro, entre otros. A los 18 años viaja a Buenos Aires a estudiar en la Facultad Evangélica de Teología (FET). Miguel se destaca como un estudiante con mente brillante. Poseía una memoria fotográfica. Le gustaba la filosofía y era un gran lector.
Al termino de sus estudios regresa a Uruguay como pastor de la Iglesia Metodista. Recorriendo primero varias iglesias del interior, entre ellas su Iglesia madre de Trinidad. Yo le conocí cuando se estaba abriendo una Iglesia en el interior y el me ofreció llevarme en su cachila hasta la ciudad. Así como era erudito en teología, era errático en su manera de conducir aquel auto que andaba por la gracia de Dios
El estaba de pastor en Durazno y a mí me habían asignado Sarandí Grande, a solo 40 kilómetros en ferrocarril, lo que nos permitió vernos muchas veces. Una vez, ignorando que su esposa Katia había puesto sal a los tallarines el volvió a echar sal con difícil resultado. Fue pastor de la Central de Montevideo y Profesor del Seminario Menonita donde era muy apreciado. Estudioso infatigable, incursionó en el estudio de Medicina.
En los tiempos difíciles de la pre-dictadura él no era ajeno al proceso de ideas por una nueva sociedad que se estaba desarrollando en el país. Estando fuera del Uruguay en un viaje, Katia cae presa y él retorna pensado que así conseguiría la libertad de ella. La Iglesia Metodista en el Uruguay y en especial la familia Odell se hicieron cargo de los hijos en el tiempo de cárcel de ambos.
Miguel se transforma en pastor de otros detenidos. Es allí que, en un domingo de Pascua de Resurrección, se da la anécdota que Eduardo Galeano relata en uno de sus libros. La eucaristía con las manos vacías. Allí sacerdotes y pastores deciden celebrar la pascua con un pan y un vino imaginario.
A la salida de Katia y Miguel de la cárcel, la Iglesia Reformada de Francia les ofrece, ejercer como pastor en la ciudad de Estrasburgo. Miguel sigue estudiando recibiendo el título de Doctor en Ciencias Humanas y Teología de la Universidad de Estrasburgo. Termina en la célebre Catedral de Estrasburgo su carrera de pastor.
Miguel hizo planes de volver a vivir en Uruguay. En uno de sus viajes luego de la separación con su esposa, volvió a encontrarse con la que había sido su amor en la adolescencia y surgió una nueva vida para él pasado los 80 años. Pero el tiempo fue breves años porque el cáncer se llevó a Muñeca en un poco más de dos años. La acompañó hasta el último instante.
Luego decidió volverse definitivamente a Francia a una casa de Retiro de la Iglesia Reformada. El Miguel, escritor de correspondencias interminables, siempre al día en cualquier tema, se fue apagando. La semana pasada, el 5 de abril, en Francia, decidió no despertar más. Como dijera su hija “murió sin sufrir y en paz “.
A Miguel siempre se le recordará como una mente brillante, de fácil en la comunicación, de una sola cara, amigo siempre, lector empedernido. Lástima que no escribió más. Recientemente había incursionado en la elaboración de la Teología del Exilio + (PE)
Por Oscar Bolioli