Lo que hace impuro al hombre
Querida comunidad,
Hoy volvemos a las memorias de la comunidad de Marcos, particularmente en el capítulo 7. Después de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús cruza a la región de Genesaret, donde recorre pueblos, aldeas y campos, acogido con entusiasmo por la gente que busca la curación de sus enfermedades. Jesús no solo los recibe, sino que también los sana.
Sin embargo, el clima de acogida se rompe con la llegada de fariseos y escribas desde Jerusalén, quienes cuestionan a Jesús porque sus discípulos comen con las manos impuras. Lo que era un simple acto de lavarse las manos se convirtió en ley; un ritual de pureza para presentarse delante de Dios, dejando a muchos fuera.
Jesús critica duramente a los entendidos de la ley, señalando que el verdadero problema no es comer con las manos sucias, sino vivir con hipocresía, llevando una vida doble, fuera de la verdad y con intenciones egoístas.
El evangelio de hoy nos recuerda que la ley sagrada es el amor y el respeto a la vida en todas sus formas, una ley que debe estar por encima de todas las leyes y normas que rigen nuestras vidas, tradiciones y sociedad.
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