Cuando llega el Pentecostés
Silva el viento dentro de mí. Estoy desnudo. Dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara. Eduardo Galeano Cada vez que llega el día de Pentecostés, las iglesias y cada uno de sus